por un poco

Recibo muchos correos de consultas, agradecimientos, etc.  por las recetas del blog, preguntando sobre celiaquía y otros. Pero hace un tiempo recibí un mail que me llegó… primero no sabía qué hacer. Lo podéis leer en la foto y aquí:

 mail

Hola Glutoniana, 

Mi familia y yo seguimos tu blog y nos gustan mucho tus recetas.

Estoy con una amiga ahora mismo que me ha dicho que podría 

escribirte para ver si tu me podías ayudar pero a mi me da mucha

verguenz. Hace 2 años que soy celiaco

 y me cuesta mucho comer sin gluten. Mi familia me ha ayudado y antes 

siempre me compraban muchas cosas. Pero en navidad mis padres se 

separaron y ahora mi madre no puede comprarme tantas cosas me dice 

que son muy cara. Mi padre ha perdido su trabajo y no ayuda mucho.

Algunas mañanas se han acabado los cereales sin gluten y tengo que

comer fruta o yogur y estoy muy cansado de comer siempre lo mismo.

El pan que mi madre compraba antes es muy caro y el ahora compra

una marca que no me gusta nada. en el colegio a veces lo tiro y paso 

mucha hambre. tengo 12 años y ya soy mayor y se que no podemos 

comprar tantas cosas pero yo quiero cosas como antes. Si como con

gluten sé que me voy a poner malo porque a veces me ha pasado pero 

le digo a mi madre que no es por eso. Quiero comer bien pero no tengo 

dinero para comprarme cosas a veces mi abuela me da algo y lo estoy

guardando. tu crees que podría comer unas cuantas galletas al día de mi 

hermana, solo unas pocas a la hora del patio y no tener que comerme el

pan que no me gusta. Con un poco al día crees que me pondria muy mal?”.

(Está transcrito tal cual lo recibí).

 

Evidentemente le contesté que no podía comer NADA con gluten ya que no es correcto para la dieta SIN GLUTEN. Que cualquier POCO podía ser mucho para su cuerpo. Y si no fuera hoy sería mañana que su cuerpo le pasaría factura. En temas familiares pensé que no era correcto meterme pero le aconsejé que intentara hablar con su familia y buscar una solución para poder tener algunas de las cosas que comía antes.

Pasaron los días y no recibí contestación, pero una noche recibí un whatsapp (en los datos de mi correo está el teléfono). Era el niño que me había escrito pidiendo ayuda. (Mi primer pensamiento fue… no puede comer de todo pero en cambio tiene móvil con internet. Cosa que pienso a veces en muchas situaciones, no por criticar a su familia ni mucho menos).

Hablamos durante un buen rato, se encontraba mal porque había comido en casa de un amigo unos bollos de chocolate con gluten. Intenté convencerle que me dejara hablar con su madre, él tenía miedo que se enfadara. Pero pensé que era la única manera de poder hacer algo. Tuve miedo claro, porque el niño es un menor y pensé que su madre se enfadaría mucho. Pero me pudieron más las ganas de ayudarle que lo que su madre me pudiera decir o hacer.

Y hablé durante más de una hora al día siguiente con su madre, que me llamó porque su hijo le había dejado una nota en la cocina de que alguien quería hablar con ella. Y la pobre pues se quedó sorprendida… Con todos los problemas familiares había intentado hacerlo todo lo mejor posible pero se le fue de las manos lo de la dieta de su hijo. No me extenderé más pero, al final y viendo que estaba muy afectada, decidí que habláramos otro día con calma para poder buscar una solución.

Hablé también con su padre y un día tuvimos una conversación por skype los tres. Eran claramente conscientes que eso no podía seguir así, que su hijo debía comer bien y tener todas las cosas que le apetecen como antes. Así no se sentiría tan mal ni tendría tentaciones de comer cosas con gluten. No hizo falta que yo les dijera demasiado, por suerte son unos padres muy responsables y entendieron rápidamente que debían tomar cartas en el asunto.

Han pasado ya unas cuantas semanas. Les he pedido a los 3 permiso para publicar esto, sin dar nombres por supuesto. Creo que puede servir de reflexión a muchos padres que a veces se olvidan que su hijo no puede comer de todo y que, quizás, necesita un poquito más de atención su comida. No debemos olvidar que los celíacos necesitamos ayuda de los que nos rodean en muchos sentidos.

En las novelas me encanta que las historias se acaben mal, pero en la vida real me gusta que las cosas acaben bien y, hoy, me siento contenta de contar que ésta tuvo UN FINAL FELIZ  🙂