Conclusiones de la semana sin gluten

A principios de año, 12 personas se ofrecieron voluntarias para comer SIN GLUTEN durante una semana.

¿Por qué? No fue en ningún momento para demostrar que esta dieta es buena o no, recordad que no hace falta comer sin gluten si no es que nos toca, pero que si se hace no pasa nada, se puede comer igualmente bien. Yo busqué a gente para demostrar que no siempre es fácil comer sin gluten. Cuando nos diagnostican la celiaquía tenemos que hacer un gran cambio. En un principio parece que no, pero son muchas cosas a las que nos tenemos que acostumbrar. Cuando lo contamos a veces no nos creen, pero que lo cuente alguien que realmente lo ha probado y lo vea en cierta manera de fuera, puede aportar cosas positivas para todos.

Casi todas las personas que participaron en este reto son familiares o amigos de personas celíacas.

La mayoría se tomaron el reto como algo positivo (era algo temporal, sabían que luego volverían a comer gluten, no como nosotros que empezamos y allí nos quedamos de por vida comiendo sin gluten ais!! Jaja). En una segunda fase empezaron a organizarse para suplir esas cosas que comían en el día a día y buscar sustitutos. Ya empezada la dieta empezó la ansiedad del celíaco jajaja. No encontraban de todo, o dónde comían al mediodía no les ofrecía menú sin gluten, etc. Pero en general lo hicieron muy bien y eran conscientes que su experiencia iba a ayudar en casa.

LA PARTE GRACIOSA DEL TEMA

Durante las semanas que la gente participó en este reto, tuvimos un grupo en whatsapp para poder ayudarles si tenían dudas. Había momentos que yo me lo pasé bien leyendo como “sufrían” jajaja. Eran muy divertidas sus conversaciones, me vi reflejada en muchos momentos en cosas que decían y que ahora yo ya ni pienso porque lo he superado.

Y los cobayas se pusieron en la piel de los celiaquitos, tanto, que hasta alguna que se puso pan en la boca por equivocación lo escupió como si fuera veneno jajaja. Algunos se saltaron la dieta y hasta al cabo de un rato no se dieron cuenta jaja. Del pique y de la rabia de habérsela saltado algunos repitieron otra semana. Otros vieron que no era tan fácil como parecía. Y el PAN SIN GLUTEN a algunos les supo a algo extraño y que les trajo de cabeza, no a todos, que algunos se hicieron su pan y les gustó. Pero la mayoría soñaban con pan y pastas, ¡con gluten por supuesto! 🙂

Y DESPUÉS DE TODO, ¿QUÉ?

A mí me ayudó también para valorar el esfuerzo que hacemos en el día a día. Aunque yo lo llevo muy bien, siempre ha habido y habrá momentos de desesperación y desánimo. Y leer ciertas cosas y ver como se comportaban algunos, me animó mucho para sentir que lo hago bien. Psicológicamente he aprendido a no sentir una gran ansiedad por las cosas que no puedo comer, desde el principio he intentado ver la parte positiva y todas las cosas que sí puedo comer, pero a veces se hace cuesta arriba sobre todo al salir de casa y ver la cantidad de cosas que no podemos tomar. Algunas mamás que lo hicieron se han puesto a buscar un pan mejor para sus hijos, etc. etc. Leí frases en muchos casos de: “ahora probaré las cosas antes de dárselo a ellos”.

Animaría a los familiares y amigos que intentaran hacer su día a día comiendo sin gluten (ni que fuera 3 días), para que vieran que la cosa se puede complicar a veces y quizás dejaríamos de oír ciertas frases como la de NO HAY PARA TANTO o TE QUEJAS POR VICIO. A lo mejor algunos se animarían a ayudarnos más, recordad que a veces aunque seamos mayores necesitamos ayuda.