glutoniana_sin_gluten

Por mi blog y por qué me gusta la cocina voy siguiendo muchas las novedades que acontecen en torno a la gastronomía, restaurantes, blogs  y webs de cocina, etc. (y moldes también jajaja).

Y hoy me llega la noticia de la lista de los restaurantes que estarán en la Guía Michelin 2014, podéis verla aquí. Y mi primer pensamiento ha sido: “¿Y a mí qué? Si no puedo ir ni al restaurante de mi calle a comer con tranquilidad, ¿Cómo puedo aspirar a ir a un restaurante así? Primero por tema económico y segundo por el tema celiaquía. ¿Quién me asegura que allí están más enterados de cómo cocinar sin gluten?

¿Cómo se puede salir de casa a comer si es como ir pisando un campo de minas? A la que te despistas te la cuelan por algún lado, tanto sea por tema aspecto y calidad de nuestra comida, cómo por el tema de la contaminación cruzada. (Sí, ahora sé que saldrán muchas personas en mi contra y lo acepto, será que algunas son asintomáticas y que les cuelan algo y no se enteran, así también podría salir yo sin temor a pasarme una noche haciendo de niña del exorcista. U otras que viven en ciudades en las que tienen una gran oferta gastronómica sin gluten a su alcance. Pero yo hablo de mi experiencia y mí día a día. Y aquí os aseguro que no es fácil salir de casa. Muchos me critican por qué voy a cadenas como McDonals o Viena, pero es que no puedo ir a ningún sitio más y allí he podido tener peleas con ellos pero contaminación ni una hasta hoy).

He sido testimonio y he estado afectada directamente de mala praxis en algunos restaurantes dónde me han contaminado y me han hecho sentir fatal, también de respuestas surrealistas por parte de la asociación que se supone que debe velar por mis intereses como socia y como enferma de celiaquía. De reuniones con gente de la restauración que nunca llegan (algunos ya sabéis de qué hablo). De una contaminación posible por un cocinero con 2 estrellas Michelin, menos mal que el destino quiso que el ingrediente que no debería haber puesto en esa receta llegara a nuestros oídos. He tenido charlas y charlas con encargados, jefes de cocina, mails arriba y abajo, he recibido disculpas algunas veces, otras no. Me han sacado muchas veces pan congelado para comer (sí, ¡Lo juro! ¡Congelado!). Vaya los que seguís mi blog ya sabéis de mis “desventuras” cada vez que salgo fuera de casa.

Y después de todo hago un resumen y pienso… ya pueden ir repartiendo miles de estrellas por ahí que a mi plin. ¿Puedo fiarme más de un restaurante con una estrella, dos o tres que del bar de debajo de mi casa? Pues no, a mí una estrella de esas tan famosas no me garantiza una seguridad a la hora de salir fuera de casa. Hasta que no se consiga una implicación por parte de gente responsable que se dedique a formar al sector de la restauración y que luego se comprometa a vigilar que se sigan los protocolos adecuados, mucha gente no podremos salir a comer fuera sin tener que poner en riesgo nuestra salud. No me quiero alargar más pero los que sabéis todo podéis dar fe que no me invento nada y que no vamos por el buen camino y que lo mejor es comer en casa digan lo que digan. Hasta que no esté todo mejor cualquiera se arriesga. Yo solo salgo cuando no tengo más remedio y, si puedo llevarme cosas de casa, muchas veces mejor que mejor.

Lo que sí quiero es felicitar a las personas que trabajan día a día en una cocina, que se preocupan por innovar, por sacar platos nuevos y para que salir fuera de casa sea toda una experiencia. Espero que las personas que tenemos problemas con algunos alimentos podamos algún día sentirnos igual que el resto  poder comer con total tranquilidad.

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Que conste en acta blogueril que todo esto que digo es mi experiencia y no cambiaré mi discurso, quizás catastrófico, hasta que el sector restauración me demuestre lo contrario. En cada salida que he hecho fuera de casa he tenido algún percance, y no soy la única (en esta entrada mucha gente dejó su comentario y recibí muchos mails: “¿Qué se puede mejorar de los restaurantes cuando cocinan sin gluten?”). Eso me demuestra que en este país no estamos preparados aún para salir con total normalidad fuera de casa a comer con tranquilidad. Ojalá para la próxima entrada pueda contar cosas mejores, estaré encantada. Como siempre digo, igual que cuento lo malo también cuento lo bueno.