Hace cinco lustres y un cuatrienio nació en el insigne reino de Barcino un principito. Era el tercero de su generación, pero sus padres acogieron con mucha alegría su llegada. Creció en una aldea al lado del mar rodeado de su familia. Fue siempre un príncipe tranquilo y con mucha imaginación, cosa que le permitió pasar mejor sus horas de ocio. Los veranos los pasaba viajando de castillo en castillo, pasando por Pierum, Ficaria y Sant Jaume Oliverum.

 

Su vida transcurría con total tranquilidad hasta que, un buen día, conoció a una princesita llegada del reino de Tárraco que le cambió su plácida vida. Después de muchos paseos por los bosques, pensaron que ya era hora de compartir castillo. Como querían encontrar un castillo especial decidieron alquilar uno de otro señor, de momento, luego ya buscarían otro mejor.

 

La vida transcurría plácidamente, hasta que un día la princesita se puso enferma. El príncipe se puso triste ya que no sabía qué podía hacer por ella. Doctores de todo el reino la visitaron hasta que encontraron lo que le pasaba, el triticum la estaba envenando. Mientras ella se iba poniendo bien, el principito buscaba un castillo nuevo para la princesa, pero los amos y señores de los mismos requerían un precio muy alto por ellos. Quería encontrar un castillo amplio y luminoso dónde la princesa pudiera recuperarse de su enfermedad. El principito valiente y luchador no se dejó vencer y prometió a su princesa que encontaría un castillo dónde vivir felices toda su vida. Lo que la princesa le agradeció con un estupendo pastel.

 

Colorín colorado este cuento todavía no se ha acabado.

 

 

Felicidades principito!